27 de diciembre de 2010

Regalos

Tus pasos se detienen sin previo aviso porque un objeto te ha dado una voz en la mente: Oye, me quiero ir de aquí, quiero vivir con Fulanico/a. Y en ese momento sabes que ese objeto no puede seguir en esa tienda, porque está deseando que lo lleves a la casa de Fulanico/a. Ante tan sentida declaración no dudas en dejar registro de ese deseo, así colocas unos papeles de colores en el mostrador mirando al dependiente y le pides que te lo envuelva para que vaya calentito a su nuevo hogar.
Cuando Fulanico/a rompe los papeles y descubre el objeto ... ambos sonríen ¡y tú te sientes casi tan bien como ellos!


Otras veces, pagas por un objeto envuelto con un lazo que dice espero que te guste, ¡Felicidades!, porque el consumo así lo ha puesto de moda, y se lo das a otra persona. Esa persona te da las gracias.

20 de diciembre de 2010

La conciencia ciudadana cansa

Sobre el voto inútil


Es preocupante la histeria demagógica que ha diseñado el PP para ganar las elecciones. Pero confieso que, en los últimos meses, me preocupa más todo lo que está haciendo el Gobierno, con empeñado esfuerzo, para perderlas. Parece muy probable que Mariano Rajoy sea nuestro próximo presidente. Para que suceda por fin este asombroso acontecimiento no basta con la disciplinada fe del electorado tradicionalista. Resulta imprescindible la ayuda que le están prestando José Luis Rodríguez Zapatero y sus colaboradores.
Se ha dado un cambio significativo en el vocabulario político del país. Hasta las pasadas elecciones, el concepto de voto
inútil servía para calificar el apoyo testimonial a una opción minoritaria. En una realidad marcada por la hipocresía estructural, puesta en evidencia por Wikileaks, quedan todavía votantes de izquierdas que, al margen de las coyunturas y las mayorías, intentan dejar en la urna sus sentimientos verdaderos. Estos ciudadanos eran hasta ahora los dueños del voto inútil. Pero las cosas han cambiado en el último curso político. El voto inútil define hoy el apoyo a un Gobierno socialista sin autoridad ni poder político, sometido al mandato de los mercados financieros. La pregunta ya no es: ¿para qué votar a IU, si tengo miedo de que gane el PP? Hay una nueva formulación: ¿para qué votar al PSOE, si sólo hace lo que le mandan los mercados?

La imagen de un Gobierno socialista que en cada sesión parlamentaria aprueba unos cuantos recortes sociales, unas cuantas medidas contra la dignidad laboral y una militarización, empieza a ser patética. Y no me refiero en esta ocasión a su responsabilidad ideológica, sino al sentido desnortado de su utilidad política. Las actuaciones gubernamentales están respondiendo a un error de cálculo. Al principio de la legislatura resultaba posible pensar que si la economía mejoraba, el PSOE podría ganar las elecciones conquistando el voto de centro. Para eso había que demostrar firmeza de gobierno y aplicar, costasen lo que costasen, medidas de ajuste. El aplauso de la Europa neoliberal iba a ser su mejor baza a la hora de presentarse como una opción creíble.
Pero el panorama ha cambiado en pocos meses. Hoy la firmeza del Gobierno se ha convertido en el espectáculo patético de un voto inútil que gobierna al dictado de los especuladores. Limitarse a quedar bien ante la avaricia de los mercados es un callejón ridículo y sin salida. Así vamos a vivir, por ejemplo, el debate sobre la edad de jubilación. Se trata posiblemente de un debate necesario. Pero se hace de mal modo, no como una reflexión política de los ciudadanos y sus partidos, sino como un recorte social para calmar a los mercados. ¿Por qué hay que tomar decisiones apresuradas, y antes de las elecciones municipales? Zapatero se equivoca. Su viejo cálculo de tiempos para preparar las elecciones generales quedará desbordado por una bola de nieve en forma de pregunta: ¿para qué votar al PSOE? Esa pregunta está haciendo más daño entre el electorado socialista que la oposición demagógica del PP. No cambiar de rumbo es una terquedad suicida.
Cuando se acerquen más las elecciones, el voto inútil de ahora intentará agredir a Izquierda Unida, el voto inútil de siempre. Se redoblarán las informaciones despreciativas sobre la llamada “izquierda minoritaria”. Ya vuelve a utilizarse el concepto de “la pinza” para denunciar que el PP e IU coincidan en algunas votaciones de rechazo a las medidas del Gobierno. Resulta también patético el cinismo de los que quieren demonizar a la izquierda por su apoyo a los sindicatos y sus críticas a los recortes sociales. La salud parlamentaria está mal, pero la estrategia bipartidista no puede perder la vergüenza democrática hasta ese punto.
Los desprecios a IU no servirán esta vez para sostener al PSOE. Facilitarán una catástrofe general. El PSOE morirá matando la posibilidad de una opción política a su izquierda. Tal vez se trate de eso, de perder con gusto, para reforzar una dinámica de turnos en la que quede fuera de lugar cualquier alternativa real. Pero es una estrategia muy temeraria. El capitalismo ha puesto en marcha una verdadera revolución de los ricos contra los pobres, de los mercados contra la soberanía cívica. No tomar conciencia de lo que está en juego significa renunciar para siempre al Estado, a la política y a la democracia.
Luis García Montero

17 de diciembre de 2010

Para adelgazar la mente

Un padre no puede hacer con su hijo lo que le de la gana

¿o sí?
Una sentencia del Tribunal Constitucional niega el derecho a educar a los hijos en el hogar. 1.500 familias se acogen a esta práctica por motivos pedagógicos.
¿Qué te parece? A mi muy bien, el argumento de los padres, básicamente es que no les gusta el sistema educativo y ellos deciden enseñar a sus hijos en su casa, yo me pregunto: si lo que se enseña en los colegios les parece tan mal, ¿no son capaces de completar su educación en casa? ¿Tanto mal temen que recibirán en la escuela? De esa elección de sus padres, ¿los niños aprenderán, por ejemplo, que cuando sean mayores deberán irse de happy a una montaña, ya que el mundo laboral está de pena y muchas veces los trabajadores se sienten (nos sentimos) como muebles de oficina o máquinas autómatas alimentadas por una inercia que pensamos impuesta?

12 de diciembre de 2010

En TVE casi no es Navidad

¡y lo agradezco un montón!

En estos días festivos me he dado cuenta de que ya está acechando el falso periodo de tregua y buenos deseos, también llamado Navidad: encienden las luces en las zonas comerciales, las tiendas abren en días festivos, en los trabajos se convocan las comidas de Navidad y ¡en la televisión aparecen los anuncios de colonias, juguetes y el lacrimógeno vuelve, a casa vuelve! Sin embargo, ¡este año es diferente: puedes evitar este último estímulo si eliges la televisión pública!

4 de diciembre de 2010

La irresponsabilidad de los controladores aéreos

Se ha luchado mucho para que un trabajador tenga derecho a hacer huelga y a darse de baja cuando está enfermo. Los controladores aéreos de nuestro país han decido que toda esa lucha obrera les importa nada.No quiero entrar a debatir si merecen o no quejarse por sus contratos laborales, por su puesto defiendo que todo trabajador tiene derecho a reivindicar mejoras en su trabajo, ahora bien, la reivindicación tiene unos cauces legales que se deben respetar porque tenemos un compromiso con la sociedad y hacemos un trabajo necesario para la misma.
Decidir, porque les da la gana, que un día de máximo trabajo ellos están indispuestos es de una irresponsabilidad extrema, que siento, roza la ilegalidad.
¿Por qué no se han declarado en huelga, cumpliendo con sus servicios mínimos? ¿Por qué deciden apelar a una baja por indisposición? Como trabajadora me siento indignada, insultada, ofendida, dolida, asqueada, ...
Como ciudadana me siento avergonzada y triste de formar parte de una sociedad en la que creo no se tiene conciencia social, ni laboral.

2 de diciembre de 2010

Europeístas

Nos movemos por la derecha

con la excusa de no morir en la crisis. Borramos el camino de la izquierda, asustados por el IBEX-35 que se derrumba ante los cánticos de los especuladores. Pasito a pasito vamos pisoteando nuestros logros sociales, nuestra costumbre de izquierdas.
¿Será esto sólo un atajo para llegar al fin de la crisis y podremos retomar nuestra conciencia social, nuestra ética de izquierdas? ¿Cuánto cuesta recuperar una política de izquierdas desde una posición de derechas? ¿Cómo se vuelve a "educar" la conciencia social, cómo se convence del bien colectivo frente al interés económico individual? ¿Cuántas medidas de ajustes estamos dispuestos a soportar? ¿Dónde está el tope de aguante social, el límite que sobrepasado, llevará a Europa a la calle de forma masiva con gritos que silencien a los especuladores que marcan el ritmo de nuestras vidas?